El Bajío mexicano es una de las zonas que ha consolidado su desarrollo económico gracias a su estratégica ubicación geográfica, haciendo de la inversión inmobiliaria en esta región una de las más crecientes del país.
Con un crecimiento continuo durante los próximos diez años, el sector inmobiliario del Bajío se ha convertido en la actualidad en uno de los más prósperos, por lo que el desarrollo económico previsto resulta muy atractivo para la inversión en espacios no solamente residenciales, sino también corporativos y comerciales.
Industria y comercio, detonantes del crecimiento
Según datos del Inegi, Querétaro es el tercer estado con mayor crecimiento poblacional durante las últimas dos décadas, un fenómeno que ha tenido un impacto en la industria y comercio, clúster que hoy detona el desarrollo inmobiliario para satisfacer la demanda de espacios de calidad en esta ciudad, junto a las de los estados que conforman la zona del Bajío (Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato y Querétaro).
Por lo anterior es que el uso mixto se ha perfilado como la opción ideal para el aprovechamiento del potencial que las ciudades del Bajío tienen, en donde la construcción de complejos corporativos, médicos y comerciales complementan la oferta residencial, en constante crecimiento desde hace varias décadas.
Otros datos del Inegi indican que para marzo de 2017, la actividad industrial en esta región registró un aumento por arriba del 10 por ciento en términos generales; los mejores desempeños los registraron los sectores de la construcción, manufacturas y los servicios de suministro de energía eléctrica, agua y gas por ductos.
Acelera el Bajío
Los nuevos paradigmas inmobiliarios a nivel nacional son resultado entonces, del impacto económico de la actividad comercial y laboral en ciudades que pasaron de ser medias, a importantes polos de desarrollo regionales. Destaca de lo anterior, que la actividad inmobiliaria se ha posicionado como la segunda fuerza económica del país (detrás de la automotriz), con una notable incidencia en diversas ramas productivas y la generación de empleos derivada de dicha fuerza.
La industria automotriz lidera la demanda de plantas industriales en el Bajío, con un 60 por ciento, pues de cada diez automóviles que se fabrican en México, 4 unidades son producidas en esta zona, y se estima que para la década de 2020 la producción automotriz de la región será de alrededor de dos millones 150 mil unidades.
Tan sólo en el estado de Guanajuato, Mazda y Honda han propiciado en los últimos tres años un crecimiento del 15 por ciento en la industria de autopartes; y en conjunto, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro producen una tercera parte de todas las autopartes que se fabrican en México, con el valor agregado de que, lejos de representar una competencia entre las marcas con presencia en el Bajío, éstas se complementan y agilizan las dinámicas económicas que estas representan además, para la generación de empleos y otros rubros de desarrollo nacional.
Junto a Mazda y Honda, Toyota, Nissan, General Motors y BMW (a partir de 2019), esta región ha mantenido el pie sobre el acelerador en materia económica, creando una atmósfera idónea para la prosperidad que detona diversos mercados y áreas de oportunidad para el sector inmobiliario que hoy ofrece las condiciones para incrementar la inversión en estos estados del país.
Inversión en una sola dirección: hacia arriba
Si bien hasta hace algunos años en ciudades como Querétaro la verticalidad no parecía vislumbrarse en el horizonte urbano, hoy esta tendencia define un nuevo presente y futuro al integrar en espacios arquitectónicos una oferta integral de gran calidad, tanto para acceder a productos y servicios, como para brindarlos; esto ha permitido que cada vez sean más los inversionistas que miran con nuevos ojos a las ciudades del Bajío para concretar transacciones seguras en materia inmobiliaria.
No es de sorprender que Querétaro se encuentre entre los primeros cinco a nivel nacional como destino inmobiliario, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), y que el Bajío cuente con una ganada reputación como conjunto de mayor desarrollo dentro del sector.
El panorama urbano y arquitectónico entonces, comienza a integrar complejos verticales en los que la actividad corporativa, comercial y residencial redefinen poco a poco la oferta inmobiliaria que satisface la demanda de los sectores que contribuyen al crecimiento económico local, regional y nacional.